No intentes tener todo controlado.

Intenta esta pequeña dinámica con tu deportista, hazle la pregunta que viene a continuación y escucha con atención su respuesta:
¿Qué factores externos crees que podrían impedir que alcances tu meta?

En este caso es posible que se presenten dos escenarios:
1️⃣ El deportista contesta «Ninguno»
2️⃣ El deportista se detiene a pensar un momento y te comenta situaciones como: el clima (p. ej. que esté lloviendo muy fuerte y se cancele el partido), el dinero (p. ej. que mis padres no puedan pagarme algunas competencias de fogueo), el tiempo (p. ej. ya son muy grande para este deporte y me queda poca vida deportiva), que mi rival haya entrenado más duro, etc.

Cuando nos encontramos con la primera opción es fácil pensar que el deportista es muy seguro y que está decidido a alcanzar lo que quiere pero en realidad nos está reflejando una falta de conciencia de la realidad, es decir, los pies no pisan firme sobre la tierra y su visión de las circunstancias no son realistas. En este caso es muy probable que el deportista se frustre con facilidad al encontrarse con situaciones inesperadas e imprevistas.

Los padres y entrenadores deben enseñar a pensar en los riesgos como una posibilidad para que el deportista pueda programar su mente para cualquier cosa que suceda y sepa como reaccionar a los imprevistos.

FUENTE: Nury Moguel Núñez. Psicología Deportiva.

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