El fútbol base necesita más apoyo, no solo palabras. Hablar de la importancia del deporte en la formación de los niños es fácil, pero traducir esas palabras en acciones concretas es donde realmente se ve el compromiso.
Vemos promesas y discursos sobre cómo el fútbol puede cambiar vidas, pero a menudo nos encontramos con campos en mal estado, falta de equipamiento adecuado y recursos limitados para los entrenadores. Si realmente creemos que el fútbol base es una inversión en el futuro, entonces debemos actuar en consecuencia.
Apoyar al fútbol base significa más que organizar torneos o publicar fotos en redes sociales. Significa asegurarse de que cada niño tenga acceso a instalaciones seguras, equipaciones decentes y entrenadores capacitados. Significa invertir tiempo y dinero en crear un entorno donde todos los niños puedan desarrollar su potencial sin preocuparse por las barreras externas.
Un niño no debería tener que elegir entre comprar botas de fútbol nuevas o libros de texto. No debería jugar en un campo lleno de piedras porque no hay presupuesto para mejorar las condiciones. No debería depender de la buena voluntad de unos pocos para recibir una educación deportiva completa.
Cuando hablamos de apoyo, hablamos de comunidad. De familias, instituciones y gobiernos trabajando juntos para garantizar que cada niño tenga las mismas oportunidades de crecer y aprender a través del deporte. Porque el fútbol no solo forma futbolistas, forma ciudadanos responsables, trabajadores en equipo y personas resilientes.
Propongo algo sencillo: la próxima vez que celebremos un gol o una victoria, pensemos también en lo que podemos hacer para mejorar las condiciones que llevaron a ese momento. Hagamos del fútbol base una prioridad real, no solo un tema de conversación.