Un entrenador tiene el privilegio de formar deportivamente, además de moldear personalidades. El entrenador es el que enseña a desenvolverse en el deporte. Se haya elegido o no, ocupa un precioso tiempo de la vida de los jugadores. Es esa persona en la que se puede delegar el cuidado de los hijos, a sabiendas que lo hace más fuerte, más rápido, más veloz, más resistente, mejor jugador, y una mejor persona.
Alguien como pocos que se enojara con los jugadores por su propio bien. Que gritara porque sabe que se puede dar mucho más de sí mismo. Que sentirá más que nadie que las cosas no están saliendo como se planeó, y que se emocionara, también más que ninguno.
Es alguien que cuidara y velara por los demás. Por la salud física, pero también por la emocional, porque como buen entrenador sabe que el mejor de los rendimientos pasa por un buen equilibrio emocional.
⚠️La cuestión es: ¿Quién cuida del entrenador? ¿Realmente valoramos su trabajo?
¿Valoramos el tiempo que sacrifica de los suyos -su propia familia, sus hijos, sus amigos- para atender a otros? ¿Valoramos el esfuerzo que hace el entrenador de nuestros hijos, muchas veces mucho más allá de su cometido real? ¿Por qué muchas veces lo tratamos sin respeto?
FUENTE: Emilio Jesus Martin