«El fútbol base no es un mercado de fichajes.»
En el fútbol base, cada vez es más común ver a clubes que buscan «comprar» talento en lugar de crearlo. Niños de 10, 12 o 14 años son tratados como mercancía, fichados por cifras ridículas, prometiendo sueños que pocas veces se cumplen. Pero, ¿qué estamos haciendo con el fútbol de formación? ¿De verdad creemos que fichar a un niño lo hará mejor jugador?
Vemos clubes que invierten más en scouting que en cantera, entrenadores que prefieren «robar» jugadores a formarlos desde cero, y padres que ven a sus hijos como una futura fuente de ingresos. Pero, ¿qué pasa con esos niños? ¿Qué pasa cuando un club los descarta porque no «rinden al nivel esperado»?
Un niño no recuerda cuánto pagó un club por ficharlo, pero sí recuerda al entrenador que lo acogió cuando nadie más lo quería. No se queda con el nombre del equipo que lo fichó, pero jamás olvida al club que lo formó, que le enseñó a amar el fútbol y a crecer como persona.
El fútbol base no es un mercado de fichajes, es un espacio para formar jugadores y personas. Los niños necesitan clubes que apuesten por su desarrollo, no por su precio. Necesitan entrenadores que los guíen con paciencia, padres que los apoyen sin presiones, y un entorno que les permita crecer a su ritmo.
Cuando entendamos que el fútbol base no es una fábrica de cracks, sino una escuela de vida, dejaremos de tratar a los niños como productos y volveremos a poner en valor lo que nunca debió perderse: la formación.
Reflexionemos: ¿Estamos formando jugadores o estamos alimentando un negocio? ¿Estamos construyendo sueños o estamos vendiendo ilusiones?