Un niño de 10 años, por muy bueno que sea, no debería de jugar todos los minutos del partido, porque lo único que lograremos, será que su ego crezca y en un futuro, cuando las fuerzas y técnica se igualen, sólo habremos conseguido que tenga problemas y no sepa gestionar su nuevo rol para el futuro.
Eso sí, el jugador que más se sacrifica y haga «méritos» para su equipo, ese debería ser el que más minutos juegue. Le estaríamos enseñando a todos sus compañeros, que el trabajo y la disciplina dan sus frutos.
Hay que trabajar en busca de líderes en el campo, porque también serán líderes de su vida.
David Santana Rodriguez