Se está poniendo peligrosamente de moda, entre la masa, el utilizar expresiones como «robo», «mafia», «corrupción»…cada vez y SIEMPRE que su equipo pierde, para justificar la derrota, o que el rival gana, para demeritar la victoria.
Y lo peor de todo esto es que los niños, como esponjas que son, no hacen sino repetirlas. Hasta cuando pierden un partidillo de entrenamiento en un campus o en las edades más tempranas que se pueda uno imaginar.
Aunque lo más triste para mí, sin duda, es ver a periodistas formados y cualificados comportándose como auténticos hooligans, y no hablemos ya de cuando son los entrenadores, igualmente preparados y experimentados – de categorías regionales o de base -, siguiendo esa corriente de mierda tuitera y chiringuitera, compartiendo publicaciones de páginas bufanderas cual fanáticos de barra de bar. Esto último es algo que no puedo entender, porque a mí el equipo del que soy aficionado no me importa ni una millonésima parte que el equipo al que entreno. Ese es el único que me cambia el humor y me quita el sueño.
Pero no todo es culpa de la prensa y de las redes sociales. También tiene mucho que ver el sobreproteccionismo infantil que viene de casa y la ausencia absoluta de responsabilidad individual que sufre nuestra sociedad, como pudimos comprobar durante la lamentable gestión de la pandemia, que fue incluso peor que la propia pandemia.
Y la parte buena y el consuelo, como periodista y como entrenador, es que todavía podemos elegir, en cierta medida, en qué tipos de medios (no) trabajar y cuáles (no) seguir y, en menor medida, también, en qué clubes (no) entrenar y a qué categorías (no) dirigir.
Arduas labores estas en los tiempos que corren, pero nadie dijo que fuera fácil y alguien dijo que las más duras batallas son para los mejores guerreros.
Fútbol, te quiero igual…⚽❤️
FUENTE: Miki Duque