Muchas veces hablamos de mejorar el fútbol base, pero para conseguir ese objetivo, los clubs deben invertir en buenos grupos de trabajo, que los profesionales de ésto, quieran «invertir su tiempo» en la labor formativa, y no lo tome solamente con el único objetivo, de llegar por la vía rápida a los primeros equipos.
El «entrenador formador» debe de crear la curiosidad en los niños, que tengan entusiasmo e interés para seguir viniendo a los entrenamientos día a día. Que sean entrenamientos dinámicos y divertidos y con una participación activa de los jugadores, que los niños sean más importantes y tomen lo que ellos crean que pueden ser la mejor opción, puestas en acción y que aprendan de sus errores, de su experiencia.
Nosotros, los formadores, debemos de dirigirles hacía una formación progresiva, con nuevos retos que les motiven, dejarles que aprendan de su error y poco a poco, serán capaces de resolver situaciones en la competición.
Lo más importante, dejarles crecer y que disfruten, ese será nuestro éxito para el día de mañana