En una sociedad cada vez más protectora sobre nuestros niños, qué seguro que no lo hacemos por su mal pero si que le estamos haciendo un flaco favor a ellos… y a nosotros mismos.
Nosotros fuimos capaces de crecer con alguna colleja que otra, con algún que otro bofetón y también con alguna que otra torta…pero aquí estamos, hemos salido adelante y muchas veces, nuestros padres nos agobiaban pero no por eso dejamos de quererlos, a día de hoy lo valoramos como algo positivo y que nos vino bien.
Nos hizo crecer, nos enseñó a saber lo que estaba bien y mal sólo con una mirada, pero siempre teníamos la sensación de que había que hacer las cosas bien por si nuestros padres «nos pillaban».
Hoy, sólo pensamos que nuestros hijos no se lleven una desilusión, no se lleven una mala noticia, no pierdan muchos partidos, no se lleven una torta…porque tendría que ir a un psicólogo. No es necesario que lo sobreprotegemos, con estar ahí, con preguntarle si disfruta con lo que hace, que seguirán teniendo nuestro apoyo…pero que aprendan, que se frustren, que conozcan las victorias pero que también las derrotas, que le demos todo lo que se le pueda dar, pero que también conozcan el «no, esto no puede ser».
Los niños, necesitan crecer, tener un ambiente seguro, pero no olvidemos que no son de cristal, que necesitan algún que otro varapalo para seguir creciendo, conociendo la vida y que el día de mañana, ellos sean autosuficientes. Y sobre todo que nadie decida por ellos, que tomen sus propias decisiones y que vivan y disfruten sin importar lo que los demás piensen.
Déjalos que disfruten del fútbol, déjalos que disfruten de la vida y que sigan aprendiendo y creciendo día a día.
David Santana Rodriguez